¿Cómo definimos el salario?

Desde los años 30, expertos en organizaciones y liderazgo, llegaron a la conclusión de que el Clima Laboral era una realidad empírica. A partir de entonces, a través de distintos estudios, se ha ido determinando su influencia e importancia para el óptimo funcionamiento de las organizaciones.

La retribución sigue siendo un factor clave para captar talento. Aún así, no es un atractivo infalible, y menos aún, para los profesionales más jóvenes.

Debemos valorar que existen otros muchos factores que influyen en que los trabajadores se sientan en un ambiente más positivo. Hablamos de que exista un reconocimiento del desempeño, un crecimiento profesional, una conciliación familiar, una estabilidad, etc.

Actualmente nos encontramos unas plantillas donde conviven diferentes generaciones con expectativas e intereses que pueden ser muy diferentes. En una misma compañía, no podemos equiparar las motivaciones y expectativas de un júnior con las que pueda tener un sénior. Surge en las empresas la necesidad de crear un estímulo adicional, el llamado “salario emocional”.

Gracias a las nuevas tecnologías, las empresas han encontrado diferentes vías para atraer y comprometer de manera individual a sus empleados. Ante ellos se expone una oferta de distintas posibilidades (planes de pensión, horarios flexibles, tickets restaurante, ayudas de estudio, etc.). Este diseño personalizado influye directamente en el compromiso y puede reducir significativamente el grado de rotación en los equipos.

En conclusión, más allá de los ingresos monetarios, al final, la recompensa total es un reconocimiento de estatus social y de calidad de vida, que influirán directamente en la generación de un buen clima laboral y al siguiente aumento de la productividad de los equipos.

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